Los exvotos tuvieron su origen en las ofrendas que hacían los hombres a los dioses, sobre todo en las civilizaciones egipcias y mesopotámicas. Al principio eran representaciones de estos dioses, o figuras de guerreros, jinetes y animales, generalmente elaboradas en bronce. Con el tiempo, los exvotos fueron asimilados por el catolicismo, como una ofrenda de agradecimiento por parte de los fieles que habían recibido algún don o curación.
Ese es justamente el sentido de los cuadros, así como de las muletas, mensaje ropa y todo tipo de objetos que el visitante puede ver en las paredes de la Basílica de Baños de Agua Santa. En los muros laterales del templo, una serie de pinturas, con leyendas escritas en castellano antiguo, ilustran sucesos desafortunados en los que la Virgen de Agua Santa -patrona de esta población- libró de la muerte o de desgracias mayores a sus fieles.
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